Publicado en SANTIAGOSIETE 11 de Mayo de 2007
Nos cuentan que desde la Xunta se fueron a repartir graciosamente cheques a inmigrantes, dicen que para comprar votos. Y que desde Saúde se pretenden facilitar medios anticonceptivos desde los catorce años. ¿Guardarán alguna relación ambas noticias? Veamos.
El asunto del reparto de cheque está que arde. Para refrescarlo, los responsables políticos han puesto en marcha el ventilador porque, ya se sabe, mal de muchos, todos constipados. Y así conocemos que también Fraga en sus tiempos hizo lo mismo, con fotos. Claro, y un tal pretor Publio Cornelio mucho antes, del cual no tenemos fotos pero sí se han conservado algunos frescos hasta hoy. Los inmigrantes estarán hasta el mismísimo cono sur de que los políticos les den por ahí tales problemas.
Por aquí, y sin entrar en moralinas, cuando los mozos y mozas echan un piercing al aire (entre homosexuales el embarazo es técnicamente más difuso), ahí está la sanidad para deshacer entuertos. Pero ¿por qué ha de ser precisamente la sanidad pública la que costee un revolcón adolescente? La respuesta se prevé algo embarazosa.
En conclusión, si estas medidas de anticoncepción hubieran existido hace cuarenta o cincuenta años, ¿no sería muy distinto el panorama de políticos hoy en día?
José María Sánchez Reverte
Nos cuentan que desde la Xunta se fueron a repartir graciosamente cheques a inmigrantes, dicen que para comprar votos. Y que desde Saúde se pretenden facilitar medios anticonceptivos desde los catorce años. ¿Guardarán alguna relación ambas noticias? Veamos.
El asunto del reparto de cheque está que arde. Para refrescarlo, los responsables políticos han puesto en marcha el ventilador porque, ya se sabe, mal de muchos, todos constipados. Y así conocemos que también Fraga en sus tiempos hizo lo mismo, con fotos. Claro, y un tal pretor Publio Cornelio mucho antes, del cual no tenemos fotos pero sí se han conservado algunos frescos hasta hoy. Los inmigrantes estarán hasta el mismísimo cono sur de que los políticos les den por ahí tales problemas.
Por aquí, y sin entrar en moralinas, cuando los mozos y mozas echan un piercing al aire (entre homosexuales el embarazo es técnicamente más difuso), ahí está la sanidad para deshacer entuertos. Pero ¿por qué ha de ser precisamente la sanidad pública la que costee un revolcón adolescente? La respuesta se prevé algo embarazosa.
En conclusión, si estas medidas de anticoncepción hubieran existido hace cuarenta o cincuenta años, ¿no sería muy distinto el panorama de políticos hoy en día?
José María Sánchez Reverte
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