Publicado en SANTIAGOSIETE el 6 de Junio de 2008
Dicen que Dios hizo Sevilla, y con los materiales sobrantes acabó el resto del mundo. Posiblemente esto sea una exageración porque en Compostela tenemos, además de la Catedral y San Martiño Pinario entre otras incontables maravillas, todo un Carril- Bici. Solo uno, sí, pero precioso, que tampoco se trata de apabullar a la ciudadanía con estos alardes para no malacostumbrarla. Ahora, los amantes de las dos ruedas y las hemorroides tendrán dónde pedalear con desenfreno, rúa arriba, rúa abajo, sin ser molestados por la voracidad automovilística. Algo así como las ruedas que le colocan a un hamster en su jaula pero con chichonera.
Lo dicho, sin embargo, podría reflejar en clave ciclista el astigmatismo político del Concello coincidiendo con su primer año de gobierno. Un tándem que funciona a velocidad de pedales, que prefiere las metas votantes a los puertos de primera, concejales que se escapan, presupuestos que llegan fuera de control y obras que se realizan contrarreloj. Un año, en fin, en el que se ha visto cómo el pelotón municipal se parece más al Papitour que al Tourmalet. No se entiende entonces que, tras la marcha de Néstor Rego, se diga que el Concello haya aprobado su gestión por los pelos.
Y es que los que lo ven todo negro opinan que ha sido un año en blanco, y los que lo ven todo color de rosa dicen que el año ha sido…ha sido muy lluvioso. Acierta el Concello en el asunto del Carril – Bici anticipándose a los tiempos y a la crisis del gasóleo y, especialmente, con ese criterio de que para solucionar problemas primero hay que crearlos, y en eso es insuperable. Pero mal están las cosas cuando en el mismo equipo no se sabe quién es el líder ni hay acuerdo sobre cuál es la meta, todo ello mientras la oposición no pasa el control antidoping, que es como ver a Oscar Pereiro pedaleando en Verano Azul en lugar de hacerlo en el Tour de Francia. En todo caso es una buena iniciativa, sin duda, pero muy pobre si cuando debíamos ir sobre ruedas atacamos con una bicicleta estática.
Dicen que Dios hizo Sevilla, y con los materiales sobrantes acabó el resto del mundo. Posiblemente esto sea una exageración porque en Compostela tenemos, además de la Catedral y San Martiño Pinario entre otras incontables maravillas, todo un Carril- Bici. Solo uno, sí, pero precioso, que tampoco se trata de apabullar a la ciudadanía con estos alardes para no malacostumbrarla. Ahora, los amantes de las dos ruedas y las hemorroides tendrán dónde pedalear con desenfreno, rúa arriba, rúa abajo, sin ser molestados por la voracidad automovilística. Algo así como las ruedas que le colocan a un hamster en su jaula pero con chichonera.
Lo dicho, sin embargo, podría reflejar en clave ciclista el astigmatismo político del Concello coincidiendo con su primer año de gobierno. Un tándem que funciona a velocidad de pedales, que prefiere las metas votantes a los puertos de primera, concejales que se escapan, presupuestos que llegan fuera de control y obras que se realizan contrarreloj. Un año, en fin, en el que se ha visto cómo el pelotón municipal se parece más al Papitour que al Tourmalet. No se entiende entonces que, tras la marcha de Néstor Rego, se diga que el Concello haya aprobado su gestión por los pelos.
Y es que los que lo ven todo negro opinan que ha sido un año en blanco, y los que lo ven todo color de rosa dicen que el año ha sido…ha sido muy lluvioso. Acierta el Concello en el asunto del Carril – Bici anticipándose a los tiempos y a la crisis del gasóleo y, especialmente, con ese criterio de que para solucionar problemas primero hay que crearlos, y en eso es insuperable. Pero mal están las cosas cuando en el mismo equipo no se sabe quién es el líder ni hay acuerdo sobre cuál es la meta, todo ello mientras la oposición no pasa el control antidoping, que es como ver a Oscar Pereiro pedaleando en Verano Azul en lugar de hacerlo en el Tour de Francia. En todo caso es una buena iniciativa, sin duda, pero muy pobre si cuando debíamos ir sobre ruedas atacamos con una bicicleta estática.
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