Publicado en SANTIAGOSIETE el 30 de Mayo de 2008
Alguien dijo que el amor es eterno mientras dura. Y Raxoi no iba a ser distinto ahora que vemos que Néstor Rego se ha ido del todo. El caso es que no se ha entendido adecuadamente que se marche haciendo mutis el portavoz municipal, e incluso los más ociosos destacan la fecha escogida para saludar su adiós, no la de la actuación del Chiki Chiki, no, sino las vísperas de hacerse pública la relación de bienes y patrimonios de los integrantes de la corporación municipal, algo que embarga de emoción a más de uno. Se ha ido la mano derecha de un alcalde que gobierna utilizando el lenguaje de sordos, todo un signo. Han sido necesarias dos bajas para que una chica ocupe la poltrona aún caliente de Rego.
Ha cumplido un ciclo, dijo, y como excedente maestro nos ha enseñado que los ciclos en política duran lo que le da la gana al ciclista, que además de razones personales existen las estrictamente personales, o que cuando un barco se hunde quienes primero lo abandonan no son los capitanes.
Ahora, como en las necrológicas de muertos que fueron unos vivos, nos solazaremos admirando cómo sus méritos adornan los puentes de plata.
Alguien dijo que el amor es eterno mientras dura. Y Raxoi no iba a ser distinto ahora que vemos que Néstor Rego se ha ido del todo. El caso es que no se ha entendido adecuadamente que se marche haciendo mutis el portavoz municipal, e incluso los más ociosos destacan la fecha escogida para saludar su adiós, no la de la actuación del Chiki Chiki, no, sino las vísperas de hacerse pública la relación de bienes y patrimonios de los integrantes de la corporación municipal, algo que embarga de emoción a más de uno. Se ha ido la mano derecha de un alcalde que gobierna utilizando el lenguaje de sordos, todo un signo. Han sido necesarias dos bajas para que una chica ocupe la poltrona aún caliente de Rego.
Ha cumplido un ciclo, dijo, y como excedente maestro nos ha enseñado que los ciclos en política duran lo que le da la gana al ciclista, que además de razones personales existen las estrictamente personales, o que cuando un barco se hunde quienes primero lo abandonan no son los capitanes.
Ahora, como en las necrológicas de muertos que fueron unos vivos, nos solazaremos admirando cómo sus méritos adornan los puentes de plata.
José María Sánchez Reverte
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