La publicación en Argentina de un libro de chistes de gallegos ha resultado indignante, y con razón: indigna que gallego alguno pueda sentirse molesto por eso. Aunque haya que exceptuar, claro está, a quienes se sientan aludidos por las jocosas ocurrencias y tal vez por lo mismo parte de la clase política gallega ha protestado por la publicación. Sabido es que en un país que se psicoanaliza las razones para sonreír son un artículo de lujo, y ahora allí la persona más risueña sea probablemente el autor del recopilatorio chistoso, agradecido por esta promoción tan gratuita como injustificada, muy comprensible en unas latitudes donde sin rubor se adora como divinidad a un futbolista drogadicto. A fin de cuentas el libro se compone de chistes viejos, generalmente malos y que históricamente hemos conocido como de Lepe, de Jaimito, chistes verdes, de humor negro y similares, los mismos que últimamente la losa de lo políticamente correcto ha recluido a tascas y sobremesas familiares. Y es que en el resto del mundo, a diferencia de lo que sucede allá, para encontrar chistes de argentinos solo tenemos que buscarlos en las páginas de cualquier manual de Historia.
Situados frente a quien sabemos superior solo nos queda intentar ridiculizarlo, y ese es el secreto de este libro. Sentirse molestos, en cambio, supone darles la razón. Hay pues que reivindicar el derecho atávico de cualquier pueblo a la autocaricaturización y en ello nadie nos supera gracias a los programas que llaman de humor con que nos deleita la televisión gallega en nuestras noches de asueto. Y es que estamos de gauchos graciosillos hasta el cono. Sur.
Situados frente a quien sabemos superior solo nos queda intentar ridiculizarlo, y ese es el secreto de este libro. Sentirse molestos, en cambio, supone darles la razón. Hay pues que reivindicar el derecho atávico de cualquier pueblo a la autocaricaturización y en ello nadie nos supera gracias a los programas que llaman de humor con que nos deleita la televisión gallega en nuestras noches de asueto. Y es que estamos de gauchos graciosillos hasta el cono. Sur.
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