Ajenos a la problemática suscitada por el Plan Bolonia, la Universidad de Santiago de Compostela, fiel a su longa tradición innovadora y vanguardista, continúa impertérrita impartiendo sus cursos propios de Reventador de Actos.
Como cualquiera sabe, los tales Cursos, con solera reconocida en media Europa, son una mezcla entre módulos de Formación Profesional y la fiesta de tirar la cabra desde el campanario, por eso los aspirantes han de superarse pruebas de acceso al Curso tales como saber abrochar un botón o poder sentarse en una silla en solo tres intentos.
Una vez formalizada la matrícula, consistente en una pieza de plástico amarillo inserta en la oreja, las clases no son estrictamente presenciales y salvo casos prácticos no se hace necesaria la asistencia a la Universidad a fin de no turbar la virginidad intelectual de los alumnos. No obstante, sí son frecuentes las rotaciones externas en centros educativos de los contornos a fin de conocer nuevas técnicas de estudio práctico, básicamente lanzamiento de productos ovofrutícolas y reglas de la lírica y entonación que poder aplicar a las consignas. No en vano, la capacidad de gritar es una de las cualidades que más exigencias requiere, no tanto por el timbre como la potencia de voz, exigiéndose que el alumno venza en pruebas selectivas a burros y bueyes en las artes de los decibelios. Asimismo destacada la materia de manualidades para la elaboración de pancartas, premiándose las mejor elaboradas por el número de palabras empleadas, entre dos y cuatro según el nivel intelectual, así como el hecho inusual de que tengan algún significado entendible y, más raramente, aplicable al caso. Para estos supuestos se han elaborado diversos Manuales de la Bronca donde el alumno debe saber encontrar, según el acto a reventar, las frases y consignas que mejor se ajusten al compareciente, y sin poder utilizar chuletas o copiar de sus compañeros.
Por lo demás, dada la flexibilidad de las materias tratadas y los métodos didácticos empleados, la duración de los cursos es muy variable si bien los alumnos no suelen licenciarse hasta que quede vacante algún puesto en alguna administración amiga o cargo en partido político, siempre por riguroso orden de capacidad. Por este motivo se hace especialmente temible una prueba de aptitud final que pocos superan con éxito, la de saber para cómo utilizar un bolígrafo y, especialmente, la de saber identificar un libro entre un conjunto de seis piedras distintas.
Aunque las plazas son limitadas, los interesados en asistir pueden solicitar información los miércoles por la mañana en el recinto de Amio.
Como cualquiera sabe, los tales Cursos, con solera reconocida en media Europa, son una mezcla entre módulos de Formación Profesional y la fiesta de tirar la cabra desde el campanario, por eso los aspirantes han de superarse pruebas de acceso al Curso tales como saber abrochar un botón o poder sentarse en una silla en solo tres intentos.
Una vez formalizada la matrícula, consistente en una pieza de plástico amarillo inserta en la oreja, las clases no son estrictamente presenciales y salvo casos prácticos no se hace necesaria la asistencia a la Universidad a fin de no turbar la virginidad intelectual de los alumnos. No obstante, sí son frecuentes las rotaciones externas en centros educativos de los contornos a fin de conocer nuevas técnicas de estudio práctico, básicamente lanzamiento de productos ovofrutícolas y reglas de la lírica y entonación que poder aplicar a las consignas. No en vano, la capacidad de gritar es una de las cualidades que más exigencias requiere, no tanto por el timbre como la potencia de voz, exigiéndose que el alumno venza en pruebas selectivas a burros y bueyes en las artes de los decibelios. Asimismo destacada la materia de manualidades para la elaboración de pancartas, premiándose las mejor elaboradas por el número de palabras empleadas, entre dos y cuatro según el nivel intelectual, así como el hecho inusual de que tengan algún significado entendible y, más raramente, aplicable al caso. Para estos supuestos se han elaborado diversos Manuales de la Bronca donde el alumno debe saber encontrar, según el acto a reventar, las frases y consignas que mejor se ajusten al compareciente, y sin poder utilizar chuletas o copiar de sus compañeros.
Por lo demás, dada la flexibilidad de las materias tratadas y los métodos didácticos empleados, la duración de los cursos es muy variable si bien los alumnos no suelen licenciarse hasta que quede vacante algún puesto en alguna administración amiga o cargo en partido político, siempre por riguroso orden de capacidad. Por este motivo se hace especialmente temible una prueba de aptitud final que pocos superan con éxito, la de saber para cómo utilizar un bolígrafo y, especialmente, la de saber identificar un libro entre un conjunto de seis piedras distintas.
Aunque las plazas son limitadas, los interesados en asistir pueden solicitar información los miércoles por la mañana en el recinto de Amio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario