
Su capacidad visual, con mantener sus índices normales, se ve empero regularmente distorsionada y es así habitual la confusión en sus interrelaciones y la equivocación al moverse o comunicarse. En todo caso, resulta de especial interés para la comunidad científica el hecho de la casi absoluta paridad macho – hembra que presenta esta especie en su nicho habitacional.
Especial interés reviste esta especie en las épocas de celo, generalmente concentradas en lo que serían los fines de semana en un homínido. En tales fechas y siempre en ámbitos de penumbra, la especie genera por ingestión un tóxico de destilados externos con efectos calificados científicamente de delirantes que la llevan a la convicción interna de un sentido del humor mayúsculo, un atractivo físico demoledor y una sociabilidad sugestiva que le llevan a practicar un comportamiento no siempre bien recibido por la destinataria de sus atenciones, situándose el índice de acoplamientos por debajo del medio punto porcentual.
Asimismo y en tales circunstancias, la especie desarrolla un desgarrador instinto hacia la composición musical que puede ser confundido con el berro asnal, coincidiendo con una singular danza de cortejo que en otras especies similares puede llevar a pensar, equivocadamente, en episodios de epilepsia.
Finalmente, el Babosa presenta similitudes con otra especie de la misma familia pero caracterizada por la ausencia de la toxina descrita, conocida aquella como Ligón (v.), que en ocasiones se aprovecha de aquellos otros para sus propios intereses reproductivos.
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