Una poeta gallega es casi un incesto de muslos blancos y blandos, una poetisa que borda con la aguja que alguna olvidó en un pajar, versos de Judas, gigantes de enanismo y ripios de alondra descubierta, el despropósito en terciopelo de nombrar las cuerdas vocales en casa de los ahorcados a mares de amores.
Porque una poeta, si es gallega, escribe más con plumero que con pluma de arcángel de los de borrón y cuentos nuevos de siempre.
Porque una poeta, para ser gallega, ha de ser poetisa con equipaje de manos en la estación que lleva a la capital del estado de excepción con billete de ira y vuelta.
Porque una gallega, para ser poeta, ha de saber firmar con los labios e invitar a palabras que pagar a escote repletas las alforjas donde mojar pan en las yemas de los dedos.
Porque esta poeta es su misma obra a la que presta sin interés su nombre y los apellidos y la cintura aciaga y tierna.
Porque la poeta gallega tiene implacables lictores en lugar de lectores para unas hojas que se pasan demasiado rápido a pesar de ser pequeños los pies de página.
Y tantas otras cosas que acabaría siendo un poema épico y blásico.
Pero quedan para cuando me lleves a probarte el traje nuevo de la emperatriz.
Porque una poeta, si es gallega, escribe más con plumero que con pluma de arcángel de los de borrón y cuentos nuevos de siempre.
Porque una poeta, para ser gallega, ha de ser poetisa con equipaje de manos en la estación que lleva a la capital del estado de excepción con billete de ira y vuelta.
Porque una gallega, para ser poeta, ha de saber firmar con los labios e invitar a palabras que pagar a escote repletas las alforjas donde mojar pan en las yemas de los dedos.
Porque esta poeta es su misma obra a la que presta sin interés su nombre y los apellidos y la cintura aciaga y tierna.
Porque la poeta gallega tiene implacables lictores en lugar de lectores para unas hojas que se pasan demasiado rápido a pesar de ser pequeños los pies de página.
Y tantas otras cosas que acabaría siendo un poema épico y blásico.
Pero quedan para cuando me lleves a probarte el traje nuevo de la emperatriz.
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