No hay hueco libre en el cielo de tanto grito como han puesto allí últimamente. Y buena parte de estas críticas se las ha llevado injustamente la buena de Leire Pajín, injustamente sí, porque es de lo mejor que nos ha proporcionado la política nacional desde los años del jerezano Pedro Pacheco. ¿Quién como ella nos alegra las mañanas, los cafés, las tertulias? cuando esperamos su reflexión de cada día casi como una consigna. Envidiosos, Pajín es una adelantada a su tiempo, como un prematuro bebé, un ser vivo pero con acta de diputado aunque casi persona, una muñeca repollo de la que todos debiéramos aprender que en política no se deben tener complejos, y si alguna vez se piensa algo hay decirlo conforme brota porque no se sabe cuándo se volverá a tener otra idea.
Se la critica además sin conocimiento de causa, por haber dicho que el Producto Interior Bruto es machista. Ignorantes, si no fuera cierto entonces sería Bruta y no Bruto el tal Producto. Y además, ¿alguien lo ha visto alguna vez? ¿Sabe cómo es, si tiene bigotes o enaguas? Pues entonces, a qué viene tanto escándalo. Si la envida fuera tiña…
No entendemos que haya quien pida su dimisión cuando lo que debiéramos suplicar son sus obras completas. ¡Ay! benditos tiempos estos en que no sabe uno distinguir el Club de la Comedia de los plenarios del Congreso. Y todo gracias a ella, esa fuerza del naturaleza, esa materia gris sin Chaves que le subvencione ni sastre que le haga trajes, esa nueva mujer española que alcanza todo lo que se propone, incluso ser guapa si hubiera querido, y que ahora es el blanco de la diana de la España atávica y atrasada. Contamos los días que faltan para la conjunción planetaria con Obama cuando la astronomía política la ponga en el lugar que le tiene reservado, y al PP donde diga Bárcenas.
Y cuando volvamos la vista atrás y pensemos en estos tiempos grises y apesadumbrados, sin esperanza y tiranos, nos acordaremos de ella y pensaremos, “qué bien nos lo hizo pasar”. ¿Se puede pedir más de un político?
Se la critica además sin conocimiento de causa, por haber dicho que el Producto Interior Bruto es machista. Ignorantes, si no fuera cierto entonces sería Bruta y no Bruto el tal Producto. Y además, ¿alguien lo ha visto alguna vez? ¿Sabe cómo es, si tiene bigotes o enaguas? Pues entonces, a qué viene tanto escándalo. Si la envida fuera tiña…
No entendemos que haya quien pida su dimisión cuando lo que debiéramos suplicar son sus obras completas. ¡Ay! benditos tiempos estos en que no sabe uno distinguir el Club de la Comedia de los plenarios del Congreso. Y todo gracias a ella, esa fuerza del naturaleza, esa materia gris sin Chaves que le subvencione ni sastre que le haga trajes, esa nueva mujer española que alcanza todo lo que se propone, incluso ser guapa si hubiera querido, y que ahora es el blanco de la diana de la España atávica y atrasada. Contamos los días que faltan para la conjunción planetaria con Obama cuando la astronomía política la ponga en el lugar que le tiene reservado, y al PP donde diga Bárcenas.
Y cuando volvamos la vista atrás y pensemos en estos tiempos grises y apesadumbrados, sin esperanza y tiranos, nos acordaremos de ella y pensaremos, “qué bien nos lo hizo pasar”. ¿Se puede pedir más de un político?
No hay comentarios:
Publicar un comentario