Bajaba el APALPADOR de las montañas gallegas, donde vivía antes de que las energías renovables acabaran con su trabajo de carbonero y marchara a Canarias a ocuparse como camarero.
Bajaba el APALPADOR para tocarle las barriguitas a los niños por ver si habían comido durante el año y dejarles unas castañas y algún regalo.
Bajaba el APALPADOR cuando se detuvo en la Xunta para ver si sus señorías, las de él, tenían sus barriguitas contentas y los costados abrigados, que menudo susto se llevaron esas señorías, las nuestras, cuando alguien dijo de quitarles los PLUSES que se habían ganado con el sudor del de enfrente.
-Permítame señoría, don diputado, hummm, bonita barriga la suya, ¿trillizos?
-Señora diputada, con permiso, no, su barriguita no sino acá que me aprovechará más, a ver, no, no parece que haya usted estado mucho tiempo sentada, no. ¡Ah! Los compromisos, claro, bonito broche.
-Usted, señor diputado, ¿esa es su billetera?, vaya, vaya, que la confundí con una sucursal bancaria.
-Señoría, usted, doña diputada, palpemos, palpemos bajo ese abrigo y esas medias, a ver, a ver, sí, creí confundirme pero no es usted la de la huelga de hambre, no, que este vientre aún admite más comidas bajando como piezas de un tetris, ¿quiere uno?
-No señorías, solo traigo castañas y algún juguete, ¿Qué me vaya? ¿Qué eso es para los pobres? Pero si solo venía a interesarme por ustedes, que estén bien, que no pasen necesidades ni estrecheces …
Y satisfecho y contento se volvió el APALPADOR a sus tareas dejando a los políticos bien palpados, que este año habían sido buenos, buenísimos, los buenos y los malos habían sido buenísimos, un PLUS de buenos todos ellos y sus barriguitas estaban contentas y alegres.
Bajaba el APALPADOR para tocarle las barriguitas a los niños por ver si habían comido durante el año y dejarles unas castañas y algún regalo.
Bajaba el APALPADOR cuando se detuvo en la Xunta para ver si sus señorías, las de él, tenían sus barriguitas contentas y los costados abrigados, que menudo susto se llevaron esas señorías, las nuestras, cuando alguien dijo de quitarles los PLUSES que se habían ganado con el sudor del de enfrente.
-Permítame señoría, don diputado, hummm, bonita barriga la suya, ¿trillizos?
-Señora diputada, con permiso, no, su barriguita no sino acá que me aprovechará más, a ver, no, no parece que haya usted estado mucho tiempo sentada, no. ¡Ah! Los compromisos, claro, bonito broche.
-Usted, señor diputado, ¿esa es su billetera?, vaya, vaya, que la confundí con una sucursal bancaria.
-Señoría, usted, doña diputada, palpemos, palpemos bajo ese abrigo y esas medias, a ver, a ver, sí, creí confundirme pero no es usted la de la huelga de hambre, no, que este vientre aún admite más comidas bajando como piezas de un tetris, ¿quiere uno?
-No señorías, solo traigo castañas y algún juguete, ¿Qué me vaya? ¿Qué eso es para los pobres? Pero si solo venía a interesarme por ustedes, que estén bien, que no pasen necesidades ni estrecheces …
Y satisfecho y contento se volvió el APALPADOR a sus tareas dejando a los políticos bien palpados, que este año habían sido buenos, buenísimos, los buenos y los malos habían sido buenísimos, un PLUS de buenos todos ellos y sus barriguitas estaban contentas y alegres.
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