Lo peor de la llamada Ley de la Gravedad es precisamente su jurisprudencia, como esa que nos hace creer que tras la antipática ‘Cuesta De Enero’ hay algo hermoso, cuando lo único que veremos será otro malencarado Febrero. Un nuevo año de resonancias interesterales, en palabras de Pajín, gracias a la conjunción cósmica de las presidencias de Obama y Zapatero y que tendrá lugar, casualidad o no, bajo la ascendencia sideral de Sánchez Bugallo en Raxoi.
Un nuevo año, en fin, en el que las libertades antaño logradas siguen reproduciéndose, especialmente aquella libertad absoluta de prohibirle absolutamente a los demás lo que nos de la gana. Ahora le toca el turno a las corridas de toros en Galicia, que es donde se estornuda cuando en Cataluña se resfrían, y nada mejor que sustituir esos cosos taurinos por centros sociales de cuentacuentos para nenos. Para ello se enarbolan fotografías de toros banderilleados con la misma finalidad que otros, en otros lances, hacen lo propio con fotos de abortos ignorando que al final el único resultado válido será el que marque el infiel de la balanza electoral. Así que, décadas después, seremos libres para viajar a Francia y asistir a aberraciones, como hace décadas, por más que está por demostrar que donde hay más corridas de toros hay menos vacas locas.
Un nuevo año, en fin, en el que las libertades antaño logradas siguen reproduciéndose, especialmente aquella libertad absoluta de prohibirle absolutamente a los demás lo que nos de la gana. Ahora le toca el turno a las corridas de toros en Galicia, que es donde se estornuda cuando en Cataluña se resfrían, y nada mejor que sustituir esos cosos taurinos por centros sociales de cuentacuentos para nenos. Para ello se enarbolan fotografías de toros banderilleados con la misma finalidad que otros, en otros lances, hacen lo propio con fotos de abortos ignorando que al final el único resultado válido será el que marque el infiel de la balanza electoral. Así que, décadas después, seremos libres para viajar a Francia y asistir a aberraciones, como hace décadas, por más que está por demostrar que donde hay más corridas de toros hay menos vacas locas.
Publicado en SANTIAGOSIETE el 8 de Enero de 2010
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