Como dice el dicho, donde una puerta se cierra, la Santa, otra se abre, la del Gaiás, abierta de impar en par para que regresen cabizbajos a su foto tantos hijos pródigos que a golpe de boina localista o atolondradas consignas políticas trataron de echar abajo el proyecto, entran ahora porque en la intemperie mediática descubrieron que hace mucho frío. Se nos acabaron los adjetivos para calificar el complejo que se inaugura por todo lo bajo a pesar de sus altezas, ese templo donde cada cuatro años el conselleiro de turno nos dirá qué es cultura y qué no, mientras aguardamos expectantes como borregos “qué nos van a traer”. Y es que Santiago, como vanguardia de la cultura, comenzó a morir cuando nacieron aquellos organismos y oficinas que al paraguas de las consellerías de cultura funcionan como casas de citas, pues basta recordar seguidas dos citas célebres para ser llamado artista, en ese limbo entre la política y el amiguismo que ha arrebatado el concepto ‘cultura’ a sus legítimos dueños para traficar con ella. Por eso, parafraseando al poeta romántico, debemos evocar con él: “¿qué es cultura? ¿Y tú me lo preguntas? Cultura eres trust”. En cualquier caso deseamos una larga y ancha vida a un Gaiás que hará a los ojos del mundo más visible a Compostela, incluso desde Brasil.
Publicado en SANTIAGOSIETE el 14 de Enero de 2011
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