Por Ana Ulla
Existen personajes políticos que sueñan con pasar a la
historia, pero que apenas quedarán para salir en un capítulo de Cuéntame. Entre ellos están, mucho nos tememos, la actual élite de Anova conBeiras a la cabeza y
Martiño parasitando un año más.
Esta es al menos una de las conclusiones de la última (cronológicamente
hablando) Asamblea Nacional (sic) de Anova, donde se ha confirmado que lo de
construir Galicia golpe a golpe ha resultado ser a golpe, sí, pero en la cara
del adversario. De dar un golpe de timón a un golpe en el mentón, la formación
arribista ha pasado del hemiciclo al cuadrilátero y de un primer asalto a los
cielos a un segundo asalto en el ring.
http://www.crtvg.es/informativos/rifa-e-empurrons-tras-unha-intervencion-de-beiras-na-asemblea-nacional-de-anova
En una gala transmitida a todo el Estado (Praza Pública, el 'periódico' al que paga Martiño, solo informa
de que ‘algunos medios hablan de empujones’, pero no sabemos a cuales refiere pues
todos han emitido las imágenes de la pelea a puñetazos), en un rincón, con calzón
que amarillea, vimos a Toro Salvaje, aunque ya tirando a buey, en categoría de
peso pesado o más bien pesadísimo. Y al otro lado sus rivales aspirantes en
categoría mosca, del tipo cojonera. Sonó la campana y tras unos segundos de
pasos nerviosos estudiando al rival comenzó el combate y el tanteo se cambió
por el tonteo, iniciando ambos un intercambio de golpes amables para cansar al
otro, una propuesta a la izquierda, una idea que pasó rozando o un proyecto que
les obligó a taparse la cara, o tal fuera la nariz. La falta de punch hizo que
el público comenzara a impacientarse y enseguida se escucharon los primeros
gritos ‘que se besen, que se besen’ y protestas de tongo, tongo. De pronto, un
derechazo del aspirante sacó al respetable de su sopor de años y despertó al
actual campeón, que regaló a sus incondicionales un gancho de izquierdas que
les llegó al corazón a ellos, y al aspirante al hígado dejándole sin aire. Aún
atontado, el defensor del título trataba de esquivar el puño cerrado que le
mostraba el aspirante mientras desde el rincón le indicaban el camino a seguir,
acercarse, patada y retroceder, dar un paso atrás para que pareciera que
pareciera lo que parecía parecer que parecía, siempre un paso atrás y después
un golpe bajo. Animado desde su rincón, el aspirante parecía resistir los intentos
del vetusto Profesor por mandarle a hacer puñetas a puñetazos, hasta que se
abrazaron cansados de hacer el troglodita mientras el tiempo pasaba y Noriega
dudaba si debía arrojar gorra pidiendo que se parara el combate. Estaba claro
que no iba a haber un vencedor y lo que iba a ser apostar por Galicia se
transformó en una apuesta múltiple, y lo de romper con el antiguo régimen en un
vulgar romperse la cara entre ellos. No hubo tiempo para más y el combate acabó
como los anteriores, con Martiño diciendo cómo tenían que darse de leches los
demás mientras él se escondía para no arrugarse la camiseta de mudarlo todo,
cambiando la lucha social por la lucha libre.
Al final, como es sabido, la Asamblea se decidió por puntos.
De sutura.
Ana Ulla: lampreasyboquerones@gmail.com
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