De SUS Fuegos del Apóstol

Si ha escuchado usted hablar de los Fuegos del Apóstol de este año, tal vez se haya sentido abrumado por el despliegue de nuevas tecnologías, innovaciones, artilugios, novedades audiovisuales y, en fin, todo un arsenal de recursos para festejar la noche más grande del año. Habrá oído hablar de todo eso, pero tal vez ignore que usted ni los olerá.

Porque si recuerda bien hágase cargo que de un tiempo a esta parte se inició una tendencia, continuada en el presente, según la cual los fuegos y recreaciones jacobeas se idean, proyectan y disfrutan pensando exclusivamente para el puñado de espectadores que se agolpan en Raxoi. Usted fíjese, recuerde y píenselo.

Así que tiene dos opciones, o dos y media tal vez. Arrégleselas para conseguir que le inviten a Raxoi (es muy fácil y está al alcance de cualquiera, ya sabe lo que tiene que hacer) y experimentar qué se siente desde el balcón echando cacahuetes o migas de pan a los que hay abajo como un tribuno cualquiera; o arrégleselas para encontrar un buen lugar donde ver el espectáculo de los Fuegos que usted ha pagado, sí, entre pistones, apretones, olor a sobaquina, bocata de calamares y, en fin, niños gritando y corriendo; o arrégleselas para no ir, harto de esta tomadura de pelo y por el precio de su contribución económica llévese una maceta con planta incluida de la rúa, o una papelera o algo que pueda necesitar para su casa, es lo justo (oiga, le aseguramos que al día siguiente lo agradecerá), al tiempo que corre la voz de que con este sistema de “disfrute” pueden meterse sus Fuegos donde les quepa.

Hala!