domingo, 17 de julio de 2011

Del Botellón, Suma y Sirve

En la mala política, como en el fútbol, se tira de titulares para crear afición aun a costa del resultado, cuando da lo mismo llenar un estadio que una urna. El último de ellos, cronológicamente hablando, nos anunciaba que se castigará con multas de seiscientos euros a los padres de los menores que participen en el botellón en Santiago, un titular con aureola de fichaje estrella que ha suscitado cierta controversia y división ciudadana entre quienes opinan que la medida es inútil y quienes creen que no servirá para nada. Así que por partes.

Pueden tener razón quienes argumentan que la existencia misma del botellón es síntoma de cierta enfermedad social, argumento que tiene como corolario que, enfrentarse a él con multas y prohibiciones desmonta el aserto de que la actual política ha tocado fondo, pues puede verse que aún cabe descender más en esa fatalidad que es la falta de imaginación de los gobernantes ramplones. Porque el asunto en sí, a pesar de cuanto pueda decirse, posee un trasfondo jurídico que, en una sociedad como la nuestra, se tiende a ignorar, se prescinde de los por qué del derecho y de las razones de la justicia para limitarse a legislar sin descanso, compulsiva, patológicamente, social y mediáticamente. ¿Es necesaria una norma autonómica o local para regular el botellón? No, naturalmente, basta con la aplicación de la normativa general. ¿Entonces…? Entonces vuelva usted al primer párrafo. Recuérdese esa suerte de comisión que se constituyó comisionando a la Universidad para que realizara un estudio del asunto, y cuyos sesudos resultados, dicen, andan por ahí en manos de un integrante del Club de la Comedia con no poco éxito. Dicho esto, el trasfondo jurídico referido ofrece tantas caras, tantas aristas que no bastarían varias páginas para siquiera empezar solo a estudiarlo. ¿O se trata solo de meter miedo a esos padres? Porque la vorágine procedimental que la idea suscita, a fuer de interesante doctrinalmente, nos presente un panorama difícilmente asumible, tantas posibilidades, tantas realidades en el titular analizado que estamos tratando que difícilmente pueden tener cabida jurídica en una norma como la planteada. Tanto se legisla que se pierde de vista la razón del derecho, su esencia, sus principios. Hoy día cualquiera te hace una ley, una ordenanza en menos que canta un callo, basta tener soporte periodístico para ello. Las leyes, señores gobernantes, les están impidiendo ver la justicia.
Por tanto, si con toda la razón el botellón fue un buen caballo de batalla electoral, ¿hay que amortizarlo antes de que se convierta en percherón? ¿O es que….? ¿Ah, sí, es eso…?

Así siguen las cosas. Por tanto:
¿Alguien puede enviarnos el borrador, anteproyecto o, si finalmente se aprueba, el texto completo de la norma? Gracias.

Seguiremos luego, siempre más y peor.

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