Cuando ya estábamos acostumbrándonos a que políticos y economistas pusieran en la materia los puntos sobre las íes, aparecen las “y” griegas para desconcierto de entendidos y despreocupados. Todo un temporal eurocrítico que ha coincidido en el calendario con la llegada del otoño a Galicia, tarde pero con ganas de recuperar el tiempo perdido.
El bautizado como primer temporal del otoño ha venido cargado con sus habituales desmanes de lluvias, tormentas, fuertes vientos y, de paso, las primeras heladas, congelaciones que parecen haber afectado a la partida presupuestaria destinada a Santiago en su calidad de capital autonómica, y a aquella otra referida a la Ciudad de la Cultura, todo un ‘monumento al monumento’ que de Cultura no va de momento muy allá pero que como Ciudad ha logrado un aire de decorado futurista muy acorde a los tiempos que ya no corren.
El temporal, en fin, ha barrido hasta debajo de las alfombras, zarandeando los bosques que no nos dejaban ver los alcornoques haciendo caer las hojas, las de contabilidad, y algunos troncos secos logrando que unos hagan leña de esos árboles caídos y otros hasta chozas con despacho a modo de chiringuitos municipales, que no hay nada como enrolarse en un ‘grupo de trabajo’ para no dar ni golpe.
Estos son los problemas que trae consigo la economía cuando se conjuga en gerundio con la meteorología, que pretendemos sumar cada dos por tres y luego resulta que, por hache o por be, solo conseguimos dividir por cero y, si tenemos suerte, llevarnos una del resto. Estas lluvias, al menos, han conseguido que se cambie el fuego en el monte por el fuego cruzado en Raxoi, donde comienzan a saltar chispas sobre determinadas calificaciones que se mueven entre la descalificación y la recalificación porque los expedientes urbanísticos, se dice, son como el agua, si no fluyen se corrompen. Tal vez por eso fuera mejor para todos que se sustituyera la concellería de urbanismo por la de urbanidad, no tendríamos que escuchar ciertas explicaciones y con eso algo tendremos ganado. Como en Amio.
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