Al contrario que en otros casos de imputación, a la salida
de los juzgados no ha sido Bernardino Rama quien se ha sentido aliviado, sino
nosotros. La razón no es otra que saber que su imputación se debe a motivos
políticos, persecución personal dice el concejal, y no a esas otras prosaicas
cuestiones de corruptela derivadas de Montabalsa por las que fueron condenados
en firme dos de sus subalternos. Un alivio, sí.
Y ello a pesar de las opiniones contrapuestas que mantienen
los dos periódicos de Santiago, tan enfrentadas que pareciera que estamos
hablando de distintas personas. Así, afirmaba hace poco El Correo que ‘lo de’
Bernardino era mero trámite procesal que acabaría con el sobreseimiento,
añadiendo unas palabras del juez instructor, Taín, según el cual este asunto
“tiene muy poco recorrido”, que siempre está bien saber qué piensa en público
un juez acerca de aquellos sobre los que ha de decidir según ley. Mientras,
para La Voz, este mismo juez ve indicios de amaño en otros contratos más allá
del asunto Montebalsa, que ya es mucho decir.
¿En qué quedamos?
En la inopia, como siempre. De manera que nos aferraremos a
los hechos:
- Hay dos funcionarios condenados en firme por amaño de contrato.
- No consta que percibieran nada por tales amaños para favorecer a una empresa privada.
- Creen, a pies juntillas, que somos tontos.
El abogado del señor Rama ha aclarado, por si quedaban
dudas, que “los hechos no son constitutivos de delito”, olvidando, o no, explicar
cuáles son esos hechos. ¿Serán aquellos de los que dijo el alcalde Currás que
“todo el mundo sabe cómo eran los procedimientos de Rama”? A saber. O tampoco,
seguramente, recuerden el ‘pacto de silencio’.
Lo dicho, o una es tonta, o el asunto no irá más allá de la
lealtad política de los funcionarios que fueron condenados y mandados en papel
de regalo a la cárcel. Y no hay, ni habrá, más aunque ninguno de ellos alegara
entonces en su defensa que lo de Montebalsa fuese un acoso político dirigido
contra sus personas como ahora hace Bernardino. Pero la denuncia y la acusación
sí es la misma….
Así está la cosa. Declarándose víctima de una persecución
política, Rama llama ladrones a sus subordinados. Allá ellos. Pero me pregunto
si me es lícito preguntarme lo que todavía no ha tenido respuesta: ¿Bernardino
sabía o no lo que hacían esos funcionarios condenados a pena de cárcel?
Parece una tontería, pero todavía nadie ha respondido
directamente a esto.
Que siga diciendo que es una persecución política, que siga
porque no le faltaran ni palmeros ni titulares en prensa. Pero responder, oiga,
nadie lo hace.
Mensajes y consignas políticas cocinadas en estos cuatro
años aparte, ¿es mucho pedir saber qué ocurría con los contratos? Parece que para nosotros sí, a fin de cuentas no íbamos al palco por los Fuegos y por eso nos cuesta repetir, en titulares, que es una persecución política……
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