Vino así, infiel a su cita, asomándose como solo ella sabe que nos gusta, con disimulo, Luna tan Grande que traía en su vientre preñada a la Primavera que aguardamos venturosa y alegre, tan Grande que hicieron falta varios para poder verla, paseándose con su vestido de cola larga y blanco, la Luna que de noche riega los geranios, que con sus finísimos dedos de plata separa los pétalos de la Flor de Cerezo, si es que se atreve y me dejara, que ya palpitan envueltos en sus yemas, la Luna que ya era Luna antes de que existieran las Lunas de cada día por las noches, Luna sin bridas de los recuerdos y los recordados que al pasear entre nuestros sueños deja su blanco en el azahar de estos limoneros y su imagen en las copas del vino negro y que con ella en su fondo gustan al moscatel, Luna tan hermosa a la que un Sol celoso persigue y ha de cobijarse en nuestros ojos para que no le levante la falda, Luna de la que nacen todas las noches, tan Grande que solo cabe en el suspiro de quien espera llegar a oler el aroma de la Flor de Cerezo.
Luna Grande que deja sus huellas de nieve en el cielo eterno, la que nos trae noticias y risas de ayer de quienes nos miran escondidos tras ella, un fogonazo para un retrato de sombra entera, Luna, en fin, Grande que tras verla cerramos los ojos para que no se nos escape.
2 comentarios:
Ummmm que enternecedor texto, me encanta!! quien lo ha escrito? ha sido usted LyB? QUE LINDO!!
No tiene ningún mérito, bastaba escribirlo pensando solo en que a usted le gustara.
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