Una de las ventajas, tal vez la única, de carecer de criterio político es que, al igual que el carecer de hijos, nunca se puede decir que los de uno son los más bonitos. Eso por no contar quienes además tienen filias y hasta (a)filiaciones, compromisos, reverencias que hacer o gracias que dar porque te den dos duros, o tres, para un blog. Es de esta manera en que se puede llegar a una jornada de reflexión electoral con la cabeza bien baja, los pies en la tierra y el corazón también, tanto que hay ocasiones en que a uno hasta le da la tentación de ir a votar, pero no pasa de ahí.
Este año la novedad es la movida del 15-M. Cuando uno no se siente representado por el actual “sistema” mira con ojos nuevos estas reacciones para, una vez más y van ya ni se sabe, comprobar con desazón que la alternativa es, si cabe, aún peor. Pero puestos a reflexionar, para eso estamos en jornada…¿hacen precio las operadoras de telefonía e Internet a las concentraciones o directamente se están forrando a costa de quienes piden su nacionalización? Porque cuestan un huevo y sin embargo… ¿Es cierto el rumor de que se va a crear el ya tan ansiado Ministerio de la Indignación para evitar tener que andarse con zarandajas con las juntas electorales y poder ser tan espontáneos como Dios manda? Hay quien espera como agua de mayo colocarse en la Secretaría de Estado de Jornadas de Reflexión, un chollo, oiga. …¿Es verdad que los antidisturbios amenazan con utilizar agua y jabón…? ¿Por qué los movimientos apolíticos, como el republicanismo, son siempre de izquierda…?
Mientras, los ciudadanos de bien unas veces y otras no, y los recién despertados solo nos queda esperar a la mañana del lunes, cuando Lorena Pose en Bos Días, valga la redundancia, da TVG, esa mujer menuda envuelta en el papel de un caramelo que cualquiera ansía como aquel de Charlie y su fábrica de chocolate, nos cuente qué pasó el domingo. Ya les contaremos…o no.
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