Por Lucía Ferro
Las ruedas de prensa con las que Raxoi castiga a los ciudadanos se parecen cada día más a las redacciones que los alumnos más aplicados leen en la fiesta de fin curso o con ocasión de alguna festividad para deleite de sus progenitores.
Así volvió a ocurrir ayer con el asunto de los grosores de los asfaltos narrado en envolvente susurro por una María Castelao que daba cuenta de lo que ya se apuntó en su día, que parece que habemus tongo. Lo cierto es que volver a asuntos de hace un año desata una pereza descomunal que nos hace darle la razón en esto a los antiguos bisocios, pero que al tiempo deja un poso de extraño resquemor. Porque si bien es agua pasada, ¿hemos de aguantarnos si como parece más que bache hay un agujero negro en la operación? ¿Tanto hay que mirar hacia delante que conviene dar carpetazo a lo que asemeja ser una estafa con carriles reversibles? Porque de ser cierto las cifras que se manejan hablan de hasta cien mil urdangarines que han volado entre bache y bache, dinero más negro que el alquitrán del asfalto y que, oiga, alguien se ha embolsado.
Pero lo realmente interesante del asunto es otra cosa, lo que más llama la atención (salvo para quienes se limitan a recortar y copiar noticias), lo interesante, lo intrigante, lo casi conspiratorio es otro punto…a saber: ¿cómo ha llegado a averiguar el actual gobierno municipal que el grosor del asfalto es menor del contratado? Las respuestas, por obvias, se reducen a dos: por inspiración divina o casualidad mefistofélica (poco probable); o por un chivatazo (alta probabilidad). Y en este caso, ¿de quién? ¿De alguien que trabajó en el tema y pretende vengarse? ¿Y vengarse de quién, del anterior gobierno o de los anteriores jefes…? Solo un chivatazo puede explicar que a alguien, incluso Castelao, le de por fijarse en cuánto alquitrán se echa en un rebacheo hasta el punto de ponerse a medirlo. Solo un chivatazo. ¿Será el último o, como se aconseja, qué más da si se trata de dinero público y, como dijo aquella sagaz ministra, el dinero público no es de nadie?
Una última pregunta: ¿están los tres partidos dispuestos a investigar o prefieren no estigmatizar a nadie?
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