Por Lucía Ferro
No podíamos ni queríamos creerlo pero ha resultado ser cierto.
Quienes anteayer pontificaban amargas sobre las dificultades actuales de tomar en serio a alguien por ser mujer y joven, resulta que ante la presencia reconocible de una, mujer y joven, en lugar de apoyarla amagan con lapidar, porque no es eso al parecer, no, o no así, vamos, que unas sí y otras no, que se referiría solo a algunas, es de suponer, y no a todas, o a aquellas y no a estas, que lo que en realidad quería decir era otra cosa... Quizá, pero no lo dijo. Y hubo quien la creyó. Como en tanto.
La defensa dogmática de quienes son mujeres y jóvenes, el montar en ese caballo de batalla, el flamear esa irrenunciable bandera reivindicativa, siempre según quién sea esa mujer y joven, trae estas travesuras del subconsciente. Qué le vamos a hacer. Aunque parezca cosa de magia y hechizos de aldea, hay ocasiones en que el silencio embellece.
Lo cierto es que esta Rebeca, Domínguez, se sentó en su silla consistorial de hacer punto y votar a la de tres, la que se presentó hablando la lengua de las personas si no por normalizar tal vez por educación. Allá que se sentó de blanco cúmulonimbo, cruzó las piernas y las agujas de los relojes que marcan ese tiempo que da y quita razones volvieron a ponerse en marcha. Mañana ya es ayer.
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1 comentario:
Quienes?
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