Por Ana Ulla
Cuentan que fue en Compostela, en la emisora de Lara. Cuentan
que fue María Pardo, la portavoz, reencarnada en mujer, madre y esposa. Cuenta que
le preguntaron y que la voz se le tronchó como una vara de lirios por el viento
y que las lágrimas, siempre curiosas, se asomaron por ver qué ocurría allí
fuera. ¡Quién no va a sentirse conmovido ante las lágrimas de una
mujer!....cuestión distinta es que se la quiera creer con la misma delicadeza
con la que se cree en los elfos. Ahí estaba la persona, abatida, ¡cómo estar
tranquila, confiada cuando acaban de imputarte! Persona antes que todo, perfume
en las venas. La mirada rota, el carmín reseco. Cuentan que fue en Compostela.
Y cuentan que llegaron dos hombres, cuentan que su aspecto
les delataba como pertrechos de la oposición, a saber, rechonchos, calvos y con
gafas. Que se la encontraron deshecha, arrumbada como una prenda que ya nos
cabe. Llegaban con el mismo discurso del día anterior, con los deberes bien
hechos, como….como no se esperaba de ellos. ¡Caigan las maldiciones sobre los
hombres que ante una mujer a punto de rendirse no la socorren!, caiga el peso
de los oprobios ante quienes no son capaces de tender una mano que haga de sus
discursos prueba de que creen en lo que dicen. Cuentan que no fueron capaces de
mirarle a las palabras, que no pudieron mirarla a los ojos por no saber nadar,
sólo guardar la ropa. Cuentan que no cambiaron una coma de su monolito en
piedra por no dar sombra a quien desesperaba. Una oportunidad perdida para
probar grandeza. Defender a una ciudad. La mala imagen. Aire y sonido de aire
de quienes han demostrado no saber estar a la bajura de las circunstancias.
Maldición caiga sobre quienes sin estar obligados, hacen lo que no deben por
una mujer. Maldición caiga.
Lágrimas como brillantes por engarzar. Sabor a noche cerrada,
a recuerdos, como cuando vil sonrojó públicamente a una adversaria política
afeándole su situación laboral en son de burla. Ahora, con ese recuerdo, será
siempre fácil recordar que las lágrimas siempre saben a otra persona.
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