Por Lupe Castiñeiras
Al contrario que en el resto del mundo por civilizar, Compostela
es de esos lugares en los que “si la pagas, la haces”. Al menos en materia de subvenciones
que, tanto ir a De la Fuente, el alma de cántaro comenzó a dedicarse autógrafos
a sí mismo. No es por tanto de extrañar que hasta el propio Rueda, don Alfonso,
haya dicho que’ no le gusta en absoluto la situación del gobierno local’, ¡a él!,
que tan a gusto está en el opalino silencio de los nevados contratos que sí,
sí, pero no, no de Marcial Dorado, que si, a don Rueda, el que se desayuna cada
noche bocadillos de las de molino se atreve a ponerse de morros con el asunto
de marras.
Y es que recuerda la situación a la de esas empresas
megaexpertas en comunicación que hacen figurar en sus consejos de administración
a personas que llevan muertas, literalmente, ni se sabe, ¡como para fiarse de
quienes las llevan! Nada dice nada, nadie habla y ha de ser la oposición la que
haga el trabajo sucio para que sigan en el poder. Nunca le perdonaremos a
Sánchez Bugallo su marcha, no al menos mientras nos acordamos que es Paco
Reyes, don Francisco el Avergonzado, quien ocupó su trono, muy avergonzado él
pero que no hay quien lo mueva de la poltrona haciéndole ese trabajo al Pp como
antaño desde dentro de las filas populares se lo hacían a los socialistas por
un quítame ahí esos contratitos a cambio de unas fotos periódicas. La fiel
oposición, la única capaz de salvar los muebles ikeanos del actual ejecutivo
local, malo como la quina en su gestión de los ‘habatares’ judiciales. Porque
no es que estén imputados hasta los moros que avasalla Santiago, sino que no se
sabe qué está ocurriendo, los remolinos que llegan de Lugo capaces de alterar
en un cerrar y abrir de ojos el panorama político, no hay estrategia de
respuesta dejando a la ciudad al albur, que no al Albor como en guaridas de
hienas se desearía, de la ocurrencia de los redactores de prontuarios, esos que
luego por acertado error se envían a los medios de comunicación como quien sí
quiere la cosa.
Que cada velo aguante su palo procesal, pero la ciudad
necesita saber cuál es la postura del Concello ante las diferentes
posibilidades judiciales que se presentan cuando el derribo del secreto de
sumario está a la vuelta de la penitenciaría. La ciudad precisa saber qué harán
unos y otros en función de los lógicos y previsibles escenarios que se
presentan en este teatro con más apuntadores que público, que improvisar está
bien, pero no para una Santiago que quiere saber qué harán sus gestores en cada
una de las situaciones pensables. Que a ellos les basta con empeñar su palabra,
pero son los ciudadanos los que empeñan sus cuartos y no saben qué tipo de
ciudad van a encontrarse según quien esté a su frente o de lado.
Mientras, la partida política seguirá como hasta ahora, jugándose
con las cartas marcadas por mor de las imputaciones. Mal hace el actual
gobierno dejando descansar su continuaidad en la incapacidad de la actual oposición,
eso es plan para hoy pero hambre para pasado mañana.
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