Ahora que hemos conocido la propuesta de letra para el Himno, entendemos mejor a los independentistas. Pero no tanto a los que piensan cambiar el nombre de la plaza de la Catedral por la del “Cobradoiro” para el próximo Ano Xacobeo. Porque cobrar por entrar a la Catedral después de recorrerse uno media Península es, cuando menos, una idea peregrina, por mucho que se diga que el precio de la entrada incluye también el de la salida. También se cobra por acceder a la Alambra, es cierto, y al Bernabéu, pero al peregrino por lo general le mueven otras razones más o menos trascendentes, por eso sería mejor dar a Dios los que es Dios, y al césar, Molina, lo que diga doña Ánxela.
Y es que la conservación del patrimonio y la masificación son, sin duda, cuestiones preocupantes, pero no es lo mismo que te entreguen una ‘compostela’ que una factura al final del camino. Se habla de instalar un cajero automático en el Pórtico de la Gloria, una cuestión delicada que generará polémica en la sociedad y entre los peregrinos, como siempre, levantará ampollas. Al final acabaremos convirtiendo este gran monumento en una simple catedral…hucha.
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