Nadie puede creerse que el ministro José Blanco haya cobrado cuatrocientos mil euros en negro de la mano oscura del empresario Dorribo. Nadie puede creérselo, unos por considerar que es algo impropio del personaje (de Blanco, se entiende), y otros por tratarse de una cantidad tan pequeña que provoca sonrojo, como si fuera solo la puntita del iceberg. Lo cierto es que ahí está y solo uno de ellos puede decir la verdad.
Y ahora volvemos a lo de siempre, que es lo que tiene la presunción de inocencia, que lo mismo ampara al ministro Blanco que al supuesto “donante” Dorribo para el caso de que se presenten las querellas contra él, que también goza de la presunción de inocencia y, por tanto, su acusación será verdadera mientras no se demuestre lo contrario. Cosas que pasan, amigo Sancho…
Para entonces los consejeros de Novacaixagalicia seguirán ocupando su tiempo en contar sus primorosas indemnizaciones viendo en el telediario cómo “su” entidad la salvamos entre todos, veinte milloncejos de euritos que han provocado la dimisión de la siempre procelosa Mar Barcón en un alarde de despiste porque siendo ella consejera de la caja-banco, ¿creyó que llegado el momento los tales consejeros no harían valer su derecho a percibir esa indemnización? ¿Tal alto estaba el guindo que no podía ver qué pasaba a sus pies? Por unas justificaciones menos elaboradas se han ganado concursos literarios de cuentos infantiles…
Y es que desde que abandonó las gafas, el ministro no es el que era contando…
No hay comentarios:
Publicar un comentario